domingo, 14 de febrero de 2010

8 Años

Sólo queda bailar, sólo queda un silencio putefracto, sólo un momento de decadencia, para entender que el mundo es bizarro, que las intenciones y los momentos buenos son opacados por las cosas malas. En el inicio de mi incursión a la decadencia la pregunta fue: ¿Las cosas malas le ganan a las cosas buenas? La respuesta a dio un silencio, todo se derrumba frente a mis ojos, frente a los de ustedes, la razón se volvio más un aparato de represión y control de poder que dejo de lado toda virdtud humana fundada en el pensamiento.

Hoy a 8 años de mi decadencia, encuentro fracasos sociales constantes, crimenes de odio, sonido de armas y gemidos de muerte, a 8 años de la decadencia sólo la crítica me queda, y la pregunta salta a la vista una vez más ¿Acaso las cosas malas le ganan a las cosas buenas?

Otra vez el silencio y su respesta, otra vez la decadencia se hace presente, pues no la alejamos ni un momento, sólo es melancolía, no hay principio esperanza, solo cadaveres qedan de aquello que llamamos razón.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Regresando del silencio

No es que la Decadencia tenga reposo, pero el Maestro Decadente decidió no hablar por un tiempo con la finalidad de hacer una profunda meditación sobre los extraños sucesos que rodean al mundo Hoy. Desde luego su lengua de ventosa ha vuelto y no repara en decir que el mundo se encuentra sumido en la miseria, la decadencia se muestra a nosotros como un continuo de crueldad, una continuación de la falta de logos, basta con ver a nuestro alrededor que la violencia se agudiza. BANG BANG BANG muerte, heridas profundas, heridas que calan.

BANG BANG BANG Destrucción, violencia, barbarie. BUM BUM BUM Estallido, colapso y derrumbe. Scratch se viene a bajo una ciudad, se viene a bajo la vida misma, la humanidad, la cordura. RIP RIP RIP Así se leen los cartelones que sobre cada uno de nosotros cuelgan. Descanse en Paz la Razón, El Hombre, La Ciudad, La Humanidad Misma.

Ambiente putrefacto, olor a muerte, a desolación, huele a violencia, huele a desazón, huele a estiércol. Ni el purificador o cubrebocas de mayor tecnología es capaz de mitigar el pútrido olor que emana de entre nosotros, de nuestras cenizas que hoy son lo único que queda de la gran Babylon, una ciudad que perdió toda razón, que perdió toda forma de sentido y todo camino.

Ciudades perdidas, hechas añicos, hechas mierda producto de la mediocridad que caracteriza a los cínicos modernos que no siente ninguna vergüenza y ningún reparo por sus acciones, que sólo obedecen, aunque esa obediencia sólo les cause su fin mismo y la muerte de toda razón.

He Vuelto soy un ave rapaz mirad mis alas.